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Description
La criatura no sabía ni por qué ni por cuál motivo terminó abriendo los ojos. Quizás era una energía punzante que empujaba constantemente para sacarla de su letargo... Y quitar a esa bestia de semejante sueño era una tarea titánica. ¿Una orden? No, no era eso... O tal vez sí, su mente no estaba atenta del todo para analizarlo.

La cuestión es que cuando aquel ser empezó a funcionar la tapa del ataúd donde le habían metido voló por los aires con un simple empujón de su mano, después se agarró de los bordes del mismo y la madera crujió al romperse bajo sus dedos.

Ahí alzándose con aires desvalidos se sentó pero entre los mechones de cabello descolorido refulgió una mirada carmesí que se asociaba al terror y a lo mortífero... El ambiente olía a humedad, también el abandono yacía en su interior, dando la sensación de melancolía y de depresión profunda. Era posible que la dejaran ahí para que se secara y se muriera pero su cabeza no estaba lo suficientemente lúcida como para asociar esas ideas.

En su garganta había una quemazón atroz, si alguien aún habitaba en ese lugar la habría escuchado porque no hizo absolutamente nada por ser sigilosa. Un rugido de depredador que resonó entre las piedras del castillo y le sacudió desde los cimientos hizo acto de presencia... Temer las presas que como corderos ingenuos serían perseguidos por un cazador enceguecido por el hambre.

... Y sin saber que un desconocido podía estar observando ahora mismo.

¡Que la cacería comience! Escapar de ese lugar no fue un problema cuando el instinto le destruye los músculos para forzarla a encontrar una salida... La haya o no, se podía hacer una. La noche le azotó completo el famélico cuerpo y el frío podría haberle parado pero no había forma de detener al peligro que corría guiado por una sed inmisericorde.

Corrió a donde su olfato le guió, forzando más la maltratada fisonomía hasta que muy cerquita encontró el olor de una fémina e inmediatamente dirigió su rumbo hacia allá.

La mujer no tuvo tiempo ni de gritar cuando algo la impactó de lleno, solo los animales de la ciudad más cercanos como las ratas escaparon presintiendo el peligro... Y alguna que otra ave si es que la había todavía.

El espectáculo podía catalogarse como horrible y el espectador seguía ahí, viendo como este animal en cuerpo humano arrebataba la vida de su víctima, la sostenía entre sus brazos con bastante firmeza y sus dientes estaban encajados en el cuello delicado, pero... ¿Cómo explicar en palabras la forma en que un vampiro siente ante las primeras gotas de sangre luego de un largo tiempo?

Primero hacía presencia en la piel, hidratándola y dándole brillo, también entregándole color a un cabello prácticamente sin el mismo. Era devolverle la vida a un cadáver a fin de cuentas... Luego seguía una sensación primitiva asociada a cada ser que está o estuvo vivo: Excitación, había algo que hacía revivir ese calor y cosquilleos en su carne, haciendo que demandara más y más... Y que posesivamente agarrase a la víctima en su abrazo.

Por último, el raciocinio iba llegando... Y tal vez eso fue lo que salvó a la desconocida mujer. Esta criatura devuelta a la vida sintió como la de su víctima escapaba en cada hálito, la muerte podría acariciarle y en su fragilidad con solo un roce de la cadavérica mano podría llevársela.

Fue abrupto pero dejó de tomar y con eso la mirada carmesí cambió a un tono más amable a la vista: Celeste. Ya provista de "humanidad" miró a la chica y sonrió.

— Podría matarte, ¿pero sabes? — Lo normal que era conversar con alguien a punto del colapso — Es tedioso el tener que deshacerse de un cadáver... Demasiado trabajo que no quiero hacer — Los labios y colmillos de la encantadora dama nocturna estaban manchados de intenso carmín. La miró más atentamente y dedujo que era bastante bonita, con ello un impulso aún más fuerte que el de beber sangre hizo eco en ella: Besarla.

Así la escena era provista por una belleza grotesca donde la cazadora nocturna unía dócilmente su boca contra la de la presa caída en un beso que era más bien un instinto primario suyo, nada más.

Se puso en pie luego y estiró los brazos hacia el cielo para quitarse la rigidez, con la sangre en su sistema la regeneración le solucionaba el problema muscular.

— ¡Que buen día para estar vivo! — Exclamó con ironía porque no era ni de día y no estaba viva. Ella se manifestó en toda su belleza sobrenatural, el pelo suelto se abrió cual abanico brillante y formó algunos rizos con el movimiento de la brisa, además bajo la luz de la luna se levantó de forma majestuosa, teniendo todo el porte de su estirpe aún si fuese la deshonra del mismo — ¿Oh...? Me gusta esa ropa que traes, ¿me la prestas? — La tela era oscura y con transparencias, ¿qué iba a saber ella qué clase de estilo era ese? La moda cambiaba pero le gustaba y punto, así que desnudó a la chica desmayada y se puso su ropa encima porque... Tampoco tenía nada.

La habían metido desnuda en el ataúd.

No sabía bien cómo funcionaban las cosas ahora pero lo bueno es que borrarle la última memoria sí pudo, le sorprendía no estar tan oxidada... Así que pruebas de que ella existía no podía haber. Excepto por...

— ¿Sabes? Llevas buen rato ahí cerca — Se rascó la nuca y bostezó ampliamente sin taparse la boca — Yo me llamo Aurora — Por fin la protagonista del relato se presentaba, desconociendo la serie de eventos desafortunados que le vendrían al seguir la voz de un completo extraño.

— ... Si quieres sobrevivir vendrás conmigo — Habló el hombre y eso hizo que Aurora prestase mayor atención, divertida levantó una ceja y sonrió volteando hacia su dirección.

— Interesante — Era lo único que podía decir. Estaba bastante confiada ahora que había bebido, una humana sola podía ser más que suficiente así que no dudó en ir detrás del misterioso individuo. Juraba que iba a seguirlo pero la medida que más iba tras de él, más regresaba su flojera innata así que... Esa pereza le jugó en contra atrapándola en un callejón, ahí se echó un rato hasta que vio a un muchacho con pinta desactualizada para ese año, adorando al instante lo estrafalario que era, incluyendo la música y las luces que aparecieron alrededor de él como si su mera presencia causara eso.

Lo siguió hasta un Sex Shop y allí interactuó con él.

Por desgracia ambos tendrían que irse y al instante que Aurora abandonaba el sitio esa presencia extraña volvía.

— ¿Saaaaaabes? Estás siendo un poco molesto... Ven a darme la cara, estuviste conmigo desde el castillo... Hermano — "Hermano de sangre" era el término correcto pero al instante que en el callejón anterior Aurora se dio la vuelta un rayo de luz la golpeó. Y es que apenas despertando, con solo alimentándose de un humano...

Estaba débil para resistir eso.

Ahora con la protagonista inconsciente solo queda ver que la nueva figura se acercó para sujetarla y cargarla.

— Bastante sencillo... — Dijo entre sorpresa y alivio, ella era una marginal. Era, es y sería la vergüenza para todos los de su raza... Nacida sin que nadie la pidiera por un sentimiento tan humano como el amor que acabó transformándose en una enfermiza obsesión al momento del rechazo.

Aurora Lund a sus ojos no merecía vivir. Era una bastarda.

Pero eso sería decidido por algún juicio, ¿no?

La oscuridad mantiene en anonimato el poco momento de libertad de Aurora, su despertar en vano y su noche respirando el aire fresco de la ciudad, sintiendo las vibraciones de sus vehículos o el de las personas existiendo en sus hogares. Le maravillaba todavía la luz artificial, la electricidad pese a que lo que ahí habitaba no le generase ya una mínima empatia.

Solo hay un vacío que nada lo llena. Eso pudo saber al momento que regresó a la oscuridad donde ya no podría ni ver ni escuchar nada.