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Description
Desde la cama se alarmó al oír el leve sonido de la puerta al crujir. Cogió fuertemente la sábana que la cubría y se incorporó en el lecho para observar si había alguien, pero a nadie vio. Después de unos inquietantes segundos, decidió relajarse y volvió a tumbarse "será el viento", pensó la inocente abuelita. Pero el viento se filtró arañando el suelo y sintió como de un gran golpe se metía debajo de su cama. "¡Una rata, un oso!" pensó aterrada, con el corazón palpitando desorbitadamente. No se atrevía a inclinarse para ver debajo, el miedo la paralizó, gélida se aferraba al extremo de la manta, casi ni respiraba, casi ni movía la mirada. Oyó otro crujir, como si alguien pisase con fuerza el suelo de madera y olvidando el pánico, por inercia, se inclinó para ver por debajo de la cama y presenciar justo el instante en el que unas peludas patas saltaban al edredón y casi sin tiempo para gritar la abuelita fue engullida.

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Desde la cama se alarmó al oír el leve sonido de la puerta al crujir. Cogió fuertemente la sábana que la cubría y se incorporó en el lecho para observar si había alguien, pero a nadie vio. Después de unos inquietantes segundos, decidió relajarse y volvió a tumbarse "será el viento", pensó la inocente abuelita. Pero el viento se filtró arañando el suelo y sintió como de un gran golpe se metía debajo de su cama. "¡Una rata, un oso!" pensó aterrada, con el corazón palpitando desorbitadamente. No se atrevía a inclinarse para ver debajo, el miedo la paralizó, gélida se aferraba al extremo de la manta, casi ni respiraba, casi ni movía la mirada. Oyó otro crujir, como si alguien pisase con fuerza el suelo de madera y olvidando el pánico, por inercia, se inclinó para ver por debajo de la cama y presenciar justo el instante en el que unas peludas patas saltaban al edredón y casi sin tiempo para gritar la abuelita fue engullida.