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Dicro — Jade azul _ Capitulo 5 by-nc-nd

Published: 2010-09-08 06:16:19 +0000 UTC; Views: 1115; Favourites: 3; Downloads: 3
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Description J A D E  
     A Z U L.



El tacto suave de las sabanas la trajo de nuevo a la realidad. Sabía que había estado durmiendo, pero no había soñado absolutamente nada, era como si hubiera estado sumergida en el agua oscura de la grieta en la que había caído. Había llorado, había gritado, se había enfurecido y entristecido hasta el cansancio con todos y con todo, y cuando en su corazón se desahogo todo el dolor, la confusión y el miedo, decidió que ya estaba cansada de sufrir y sin mas que sacar, y que era tiempo de salir.

Se sentó en la cama aun sin abrir los ojos, teniendo la esperanza de que tal ves aquel ser habría tenido compasión de ella y la habría devuelto a su hogar, peor al abrir los ojos vio la inmensa habitación que recordaba, repleta de mosaicos, mármol y amargura.

- No fue un mal sueño… - suspiro resignada hasta que una dulce voz le llamó.
- Vaya, al fin despiertas.

Priss volteó a ver al sitio de la voz, temió que fuera de nuevo aquel hombre, Dragón o lo que fuera, pero en vez de eso encontró a una joven de cabellos rubios largos y labios carmín que le sonreía con simpatía desde una silla cercana a la cama.

- Estuviste durmiendo 8 días continuos, por un  momento temí que fueras a tardar más – siguió la muchacha levantándose de su asiento y acercándose a la cama.

Priss no sabía que contestar, la chica se veía afable y simpática, pero no dejaba de impresionarla su porte, su andar cadencioso y, sobretodo, lo escasa que estaba vestida, ya que solo una túnica  muy corta rodeaba parte de su cuerpo y cubría lo netamente indispensable.

Aunque lo que más le llamó la atención era que, aparte de los brazaletes y los broches de cabello rematados de joyas, una piedra azul parecida a la suya colgaba de su cuello a manera de collar rosándole apenas el nacimiento de los senos.

- Que me paso? - se atrevió a hablar por fin.
- La marea de tus emociones se volvió tormenta, si hubieras seguido despierta te hubieras vuelto loca, tu mente lo que hizo fue salvarte de eso. – le explicó sentándose con toda confianza en la cama mientras clavaba su mirada en su rostro hasta hacer que Priss se sonrojara.
- Eres una chica muy linda.- le dijo mientras la abrazaba y la acercaba a su pecho con cariño, lo que hizo sonrojar a Priss el doble ya que solo Yayoi la abrazaba de esa forma.
- Quien…quien eres tú??- le dijo apartándose de ella mas por vergüenza que por otra cosa.
- Je! Perdona. Mi nombre es Tethys, soy la capitana de las sirenas de los mares atlantes del norte.
- Eres…eres una sirena?? - decía la peliavellana sin creerlo.- y Capitana…
- Sip, de hecho todos aquí somos Sirenas, tritones, nereidas, ondinas y demás.- le dijo explicándole mientras se levantaba y corría todas las ventanas, permitiendo que la luz y la vista llenaran la estancia, dejando a Priss boquiabierta.- Bienvenida, Priss, al Reino del Dios Poseidón.
- Todo eso es el reino de Poseidón?? – se pregunto anonadada ante tanta belleza.
- No, esto es solo una séptima parte de todo el reino.- le explico Tethys – veraz, los dominios del Dios del mar se dividen en 7 mares y aquí, justo donde estamos, es el centro del Mar Atlante Norte.

Priss miró de nuevo, llenándose los ojos de todo aquel paisaje que, sin embargo, solo la hacía extrañar su casa y a su familia, en ese momento entendió lo lejos que estaba del mundo en el que creció, y sintió los ojos rasársele de lagrimas otra vez.

- Tranquila linda – le consoló Tethys al notarlo – este es un sitio maravilloso, se que estas muy triste por lo que Kanon hiso pero…

Al momento de escuchar aquel nombre Priss se sintió temblar de los pies a la cabeza y se arrincono  en la cama alejándose de la sirena rubia.

- El te mandó?? Volverá?? Que quiere de mi?? – le preguntó entre furiosa y asustada.
- Relájate niña, son muchas preguntas y se necesita tiempo para responderte.- le dijo sonriéndole de nuevo y tirándose de bruces a la cama de espaldas - Sí, Kanon fue quien me mando a cuidarte, se quedó mas que preocupado de verte en ese estado, y quiero que sepas que yo fui la primera en decirle que fue un reverendo idiota.

Aquélla actitud y sus palabras ayudaron a tranquilizar mas a Priss, quien guardo silencio esperando las demás respuestas.

- Sobre si volverá. Tiene que ya que es custodio de este pilar… no pongas esa cara niña, ya te explicare luego, y estate tranquila, Kanon no tiene la menor intención de hacerte pasar por lo mismo que la ultima vez, y sobre lo último, creo que lo mejor es que se lo preguntes a él mismo a la hora de la cena, ya que hoy tiene que arreglar unos asuntos algo ineludibles y no podrá venir antes.

Y sin dar mayor explicación aplaudió un par de veces llamando a los sirvientes a quienes pidió el desayuno de ambas. Priss no pudo negarse, y aunque no quería admitirlo los 8 días durmiendo le hacían sentir un hambre atroz. Comieron comida exquisita, que Priss jamás en su vida había soñado, comida de sitios que no se habían descubierto aun en la tierra, y tenía que admitir también que, por momentos, la agradable presencia de Tethys le ayudaba a sentirse menos sola en aquel sitio y a olvidarse a ratos de su angustiosa espera.

Paso todo el día junto con ella, hablando de cosas hermosas y triviales y conociendo de boca de su nueva amiga el reino del mar, en la que le sorprendió ver la cantidad de cosas que las mujeres eran libres de hacer. Tethys, quien no era asidua a ir al mundo terrestre, se mostraba sorprendida por las cosas que Priss le decía, a veces se soltaba a reír a carcajadas hasta que se daba cuenta de que lo que la peliavellana le decía era en serio, como por ejemplo, cuando le dijo que de donde venia era muy mal visto que una mujer saliera sola a la calle, que las habitaciones de mujeres rara vez tenían ventanas, que se prefería que fueran analfabetas, y también que las mujeres no entraban ala ejercito ni sabían usar armas.

Entonces no podía evitar sentirse indignada.
Algo que siempre intrigaba a Priss.

- Bueno, ya va siendo hora de la cena y tienes que bañarte antes de que Kanon llegue - le dijo Tethys quitándole las sabanas de encima y tomando su mano para ayudarla a pararse.

Priss tembló de nuevo ante ese nombre, pero ya no se quejo, le había quedado claro a lo largo del día que aquella reunión era ineludible, asi que se dejo guiar y bañar por su acompañante quien, al momento de pasar a la espalda encontró un par de cicatrices ya viejas.

- Poseidón omnisapiente!! Por qué traes estas cicatrices??! – le dijo observándolas. Priss trato de cubrírselas, diciendo que no eran nada, pero para la mirada de Tethys nada escapaba.- estas cicatrices son profundas y debieron dolerte durante mucho tiempo, y no te las hiciste por accidente.

Priss eludió su mirada, realmente le dolía hablar de eso y por eso procuraba sierpe cubrírselas con el cabello y con la ropa, pero Tethys no iba a dejarla tranquila sin una respuesta y le  conto todo lo que había pasado cuando tenía 16 años, y también que aquellas marcas eran de una brida de cuero con la que su madre le había golpeado como castigo por haberse quedado callada tantos años.

Tethys se sintió tan indignada que no pudo evitar soltar una indiscreción.

- Ahora entiendo porque Kanon la odiaba tanto. – murmuro entre dientes, pero Priss lo escuchó, por supuesto Tethys se desdijo de inmediato.

Pero a ella se le quedo grabado con demasiada intensidad,
Y por extraño que pareciera, sentía alivio de saberlo.

Tethys ayudo a Priss a vestirse, aunque esta se sentía roja de vergüenza ya que estaba mas desnuda que vestida con las túnicas tan reveladoras. Camino guiada por ella por primera vez fuera de la habitación y contempló el lujo de aquel lugar mientras trataba de cubrirse lo más posible con aquellas ropas tan reveladoras. Sentir el peso de las pulseras y el broche de cabello eran una sensación extraña ya que jamás había tenido joyas asi de valiosas.

Entraron al enorme salón, donde en una mesa de roble y pino enorme tenía 3 asientos listos esperando a sus ocupantes.

- Me alegra ver que ya has despertado, Priss. - les hablo una voz desde el balcón. Al mirar se hallaron con que Kanon ya estaba esperándolas.

Priss se sintió inhibida de solo verle, aunque  ya no entendía si era por el miedo o si también se debía a como la impresionaba la belleza de aquel ser, que en ese momento llevaba una túnica azul que llegaba hasta el piso, pero que dejaba al descubierto la escultural parte superior de su cuerpo.

Tethys le tomó la mano para darle fuerza, y le clavó una mirada de advertencia al Dragón, quien la tomo en cuenta y paro sus pasos hasta donde considero que no amedrentaría tanto a la joven.

- Tethys, déjanos solos un momento. – pidió el con esa voz segura que lo caracterizaba. Priss tembló de pensar en quedarse sola con él pero Tethys, después de hacer una reverencia y dar la medía vuelta, le murmuro rápidamente.
- Tu dime si se porta mal y yo seré la primera en pellizcarle as agallas.- y dando un guiño cómplice salió del salón, dejándolos solos.

Se quedaron en silencio durante varios minutos, hasta que Kanon tomo valor para hablarle.

- Sé que se escuchara idiota, pero lo lamento mucho - le dijo asombrando a Priss -, te trate con la misma delicadeza que un maremoto a una pequeña isla y sé que no tengo justificación, solo quiero decir en mi defensa que estaba desesperado por estar cerca de ti.

Priss sentía que sus palabras eran sinceras, asi que ella misma se atrevió ser sincera también.

- Quiero volver a mi casa - le dijo clavando la mirada en el piso.
- No puedes…- respondió con su honestidad brutal - esta es tu casa ahora.

Priss se sintió desbordada por esas palabras, pero no iba a ceder.

- Yo no te pedí venir!! yo no te pedí que me salvaras ese día! Yo no quiero estar aquí!! – le dijo levantando la cara y la voz para mirarlo directamente, pero el rostro de él no mostró que se conmoviera de algún modo.
- Priss, se que te será difícil admitirlo, pero este es tu hogar ahora. Yo no te salvé para pedirte a cambio esto, te salve porque era lo correcto, cuando lo hice no pensé que me enamoraría de ti, solo pasó.
- Y mi hermana?? Y Saga?? te has detenido a pensar en mi familia??en la angustia que deben sentir en este momento??!! Has pensado en alguien más que no seas tu alguna vez?!! – le cuestiono directamente, furiosa de que se mostrara tan seguro de su proceder.
- Claro que sí! – le respondió con cierto dejo ofendido - desde el momento en que sentí tu corazón llamándome solo he pensado en ti, solo en ti!! De día y de noche a cada instante de mi vida solo has estado tú en mi mente y en mi corazón, y por 9 años eso fue suficiente para mí.

Priss se mostro sorprendida por el cambio tan abrupto de la actitud de Kanon frente a ella, hasta que le retomo su conversación diciéndole que no se preocupara de su familia, ya que el había arreglado todo para ellos, que la creciente felicidad y prosperidad que habían comenzado a vivir habían sido resultado de su influjo.

- Les deje una nota diciéndoles que ahora tu eres mi prometida y que a mi lado serás feliz, junto con un obsequio que les asegurara la vida para siempre.

Pero Priss no lo tomó por ese lado.

- Qué?!!! Como te atreviste a decirles eso?!!!- le decía a gritos – Quien eres tu para decidir sobre de mi vida lo que me hará o no feliz?!!! - y sin  medir su arrebato por la furia, se acerco mas a el con mirada furiosa. – QUE ES LO QUE QUIERES DE MI???!!!

Priss se arrepintió tarde de haberse acercado, ya que Kanon le respondió tomándola de la cintura y atrayéndola a él, pegándola del todo a su cuerpo y sin dejar de mirarle. De inmediato la mirada de Priss cambio de una de furia a una de  miedo, y aunque trato de zafarse de sus manos no pudo, sin embargo, Kanon solo la sujetaba, no la acariciaba ni nada, esperando pacientemente a que dejara de inquietarse.

- Aun no lo entiendes, mi pequeña Zethus? – le dijo firmemente – yo quiero pasar el resto de mi vida junto a ti, estar a tu lado hasta mi último día.

Entonces tomo de nuevo la piedra que colgaba del cuello de Priss y acarició las letras grabadas en ella.

- Desde el momento en que  te di esta gema mi corazón te pertenece y al momento de grabar tu nombre en ella aceptaste ser mi prometida. El destino ya está escrito, yo soy tuyo y tu eres mía.

La firme determinación en aquellas palabras, tan directas hasta el punto de rayar en lo cruel, dejaron a  Priss atónita. Eso explicaba todo desde le primer día que había tenido la gema en su poder hasta ese horroroso instante en que terminaba de entender que ya no tenía salida.

- Pero…- y al decir esto Kanon la soltó delicadamente – no voy a apresurarte, entiendo los motivos por los que me temes, pero te juro que nada de lo que te hayan dicho es real. Yo te amo Priss, jamás te haría daño, y si lo hice entonces pasare el resto de mi vida redimiéndome haciéndote feliz.

Y al decir esto abrió el asiento para Priss y le acercó la silla al momento de sentarse, para luego acercarse al suyo.

- No te tocare si no quieres, no me acercare si no quieres, pero ten siempre presente que no desistiré, conseguiré que recuerdes que me amas sin importar cuantos siglos llegue a tardar.

Priss quedó admirada de la convicción que transmitían las palabras de Kanon, por eso y porque él tenía una voz hermosa, firme y profunda, como el murmullo que escuchaba desde siempre nacido del cabo que era…

- Tú eras…. Tú eras el Dragón, verdad?? – le pregunto resguardando las manos en su regazo – el que bramaba al atardecer en la gruta del cabo.
- Sí, era yo - respondió sorprendido de que lo hubiera deducido -  desde el día en que tu madre te quito el collar fui al cabo con la esperanza de que algún día bajaras al mar y pudiera verte.
- Pero yo no volvió a bajar al mar después de ese día.
- Exacto.

Priss lo entendió en un solo segundo, que las veces que había imaginado al Dragón no eran solo fantasías, una parte de ella reconocía el bramido de él llamándola, añorándola. Ambos mantuvieron al mirada fija un momento, era la primera vez que Priss no eludía sus ojos ni había miedo en ellos o furia, simplemente le miraba como en aquella primera ocasión, cuando niña, al momento de salvarla.

De pronto, el sonrió divertido y seguro y miró a uno de los ventanales levantando una ceja.

- Deja de andar espiando, Tethys, y ya ven a sentarte.- dijo, y en el acto apareció la sirena rubia atravesando la ventana con cara de  nervios y risa ansiosa.

Priss miró divertida a su amiga, a quien Kanon ayudo a sentarse para luego tomar asiento él. A una orden suya los sirvientes les llevaron la cena, la cual realizaron casi en silencio a pesar de los esfuerzos de Tethys en hacer conversación. Priss no tenía ganas de hablar y Kanon, tomando a raja tabla el asunto de no presionarla, respetó su silencio hasta que terminaron.

Tethys la acompañó esa noche, y todas las demás noches siguientes, durmiendo en la habitación contigua a la suya. Priss no deseaba quedarse a solas con Kanon aun cuando este le había demostrado que cumpliría su promesa de no acercársele mas allá de lo que ella le permitiera. Su sola presencia la obnubilaba, se sentía demasiado vulnerable ante él, ante sus atenciones, a sus miradas, incluso a su voz y a su olor de brisa perfumada.

Por eso nunca, excepto cuando comía con él, ponía un pie fuera de la habitación. Le asustaba la sola idea de cruzárselo en el camino, y le preocupaba salir a la ciudad, aunque Tethys no la dejo permanecer asi más tiempo del que consideró prudente, ya que ella no podía dormir por siempre junto a su habitación ni sentía que fuera justo que después de 5 años de martirio esperando por volver a saber de ella, Kanon continuara esperando.

Asi que un día, pese a las reticencias de Priss, la sacó a pasear por el que ahora era su mundo. Priss de comienzo andaba tratando de ocultar cuanto podía sus cuerpo con sus manos y con la poca tela que la cubría, pero al notar como las demás personas andaban de esa misma manera vestidas sin mostrar vergüenza, poco a poco se fue relajando. Toda la gente se trataba con cortesía y respeto auténticos, nadie fingía sonrisas ni nadie se mostraba enojado, las mujeres andaban en la calle solas sin ningún problema e incluso las veía conversar animadamente con los hombres.

Aquello escandalizaba a Priss, pero entendía que aquel mundo era diferente del suyo y no se atrevió a cuestionar nada, incluso, tenía que admitir que aquello le agradaba ya que ella misma se había preguntado más de una vez por que en su mundo las mujeres a veces eran poco mas que un mueble en sus casas.

Notaba que incluso las mujeres, como Tethys, podían formar parte del ejercito y que los soldados varones jamás las veían menos ni ellas se sentían superiores a ellos, como sabia que hacían las amazonas. Todos convivan en paz.

Aunque, lo que más le llamó la atención fue ver los collares de las personas. Gran cantidad de mujeres llevaban en el cuello un collar como el suyo, pero blanco, y otras, como ella y Tethys, lo llevaban azul igual que muchos hombres, y por más que trataba de encontrarle una explicación no dio con ella hasta que Tethys, viendo su predicamento, le explicó bajo de la sombra de un árbol coralino alejado del bullicio de la polis:

- Cada ser nacido en las tierras del Dios del Mar ve la luz teniendo en su mano una gema de jade (le dijo al fin el nombre de esa gema), las mujeres nacemos con una gema de jade blanco, mientras que los hombres nacen con una gema de jade azul. Esta gema la usamos como collar una gran parte de nuestra vida ya que es un lazo con nuestro corazón.
- Entonces, porque ahí mujeres como nosotras que usamos collares de jade azul??- pregunto Priss mirando de nuevo su collar.
- Sencillo, cuando tu amas a alguien lo que quieres hacer es darle tu corazón. Aquí cuando quieres pedirle matrimonio a alguien lo que haces es entregarle tu collar. Si la otra persona acepta lo que hace es grabar su nombre en el collar y desde ese momento están comprometidos.

Ante la explicación Priss se quedo tiesa de asombro.
Asi que era es!!!
Sin querer sus padres la habían comprometido con Kanon.

- Com…comprometidos no significa casados - dijo Priss tratando de buscar opciones -  y que si alguno se arrepiente del compromiso después??
- Eso no pasa aquí - le dijo Tethys con tono natural.
- Entonces tienen que casarse obligados?? Yo creí que aquí ese tipo de cosas no se hacían. – dijo apesadumbrada.
- Claro que no! Lo que pasa es que no te he explicado lo más importante - le tranquilizo Tethys - En este mundo demuestras tu amor dejando que la persona que quieres escuche los latidos de tu corazón, por eso aquí es muy común que las parejas que crecen como amigos y son asiduas a escuchar su corazón terminen casadas, ya que muchas veces descubren que su corazón late de forma reciproca con el suyo. Cuando se pide matrimonio a alguien se permite que esa persona escuche nuestro corazón y nosotros oímos el de esa persona, si no hay reciprocidad, simplemente la persona devuelve el collar y sigue en la búsqueda.

Priss se tiró de espaldas, contemplando el cielo acuoso sobre ellas que brillaba con  la luz de la tarde.

- Pero, como saben lo que su corazón les dice?? para mi todos los corazones se escuchan igual.
- Je! Eso deberías saberlo, a final de cuentas escuchaste el corazón de Kanon, o no? - y al decirle esa afirmación Priss enmudeció - y él escucho el tuyo, por eso el te dejo su gema.
- Yo… yo no le pedí que me la dejara… Yo no habría aceptado de haberlo sabido!
- Segura?? El plan de Kanon era esperarte y decírtelo, pero me conto que unos pescadores vinieron a hacer mal tercio y ya no pudo quedarse - le explicó dejándola de nuevo sin palabras - Tú dices que no habrías aceptado, pero no lo sé; vuelve por un momento a ser la pequeña Priss, imagina que te hubieras visto de frente a el y te lo hubiera dicho. Qué es lo que la niña Priss, esa que no tenía miedo de vivir y de amar, le hubiera respondido al valiente niño-Dragón que la salvo de morir??

Priss trataba de buscar palabras que debatieran lo que estaba dándole a entender la sirena rubia, pero abría la boca y nada salía. De nuevo se le hacia un nido en el corazón luchando por salir, como agua subterránea anhelante de probara el aire y el sol. Quería decirle que le habría dicho que no, quería afírmaselo, pero no podía, y sentía que si trataba de hacerlo la verdad se le saldría sola por los labios y no podría detenerla.

Una verdad a la que había aprendido a temer.

- Je! No te lo tomes tan a pecho linda - le dijo Tethys sonriendo y retomando su explicación -. Como te decía, cuando la persona acepta el collar y graba su nombre, quedan oficialmente comprometidos, y el matrimonio se realiza cuando la otra persona entrega su collar con el nombre de la otra persona grabada,  y se la pone al cuello en una ceremonia en el templo del pilar del mar en el que decidan vivir juntos.

Priss no podía dejar de estar admirada de aquella bella forma de encontrar el amor, pero aun asi seguía teniendo miedo, ella era humana, había crecido en un mundo distinto y tal vez jamás podría ser una buena esposa para Kanon, siempre vería las costumbres de forma extraña, siempre se sentiría temerosa ante él hasta el día en que…

…Pero claro!!
Como no lo había pensado antes!!

- Tethys… y si alguno de los comprometidos llegara a morir antes de que se casaran??

Pero Tethys respondió sin inmutarse.

- No pasa nada. Aunque es muy raro que eso ocurra por que la edad de los que vivimos aquí se cuenta en siglos, si alguno de los prometidos muere su amado espera pacientemente a que renazca. El prometido vivo conserva el collar del otro y cuando este renace la piedra desaparece y aparece con el nombre grabado en la mano del recién nacido, y una vez este tiene edad suficiente se casan.
- Es por eso que no pude quitarme el collar cuando me lo puse de nuevo?? - preguntó ahora por mera curiosidad, aunque después se sonrojo hasta la coronilla ya que sin querer había confesado que había tratado de quitárselo.
- Sip, precisamente.- le contesto la sirena rubia minimizando su comentario - De hecho tu madre debió tratar de deshacerse de el pero una vez que un collar tiene el nombre grabado está destinado a ser portado por esa persona hasta el momento en que se consume el matrimonio.

La peliavellana se detuvo a pensarlo. Desde hallarlo se había preguntado por qué su madre habría guardado el collar, pero eso lo explicaba, al no poder desaparecer la piedra su madre optó por ocultarla.

- Pero, y si el prometido que sobrevive muere antes de que renazca su ser amando??
- Hades es gran amigo de Poseidón, y permite que en ese caso ambos prometidos se reúnan en el otro mundo y concreten su matrimonio en los elíseos, además cuando renacen lo hacen con sus piedra ya grabadas y los padres los comprometen otra vez.

Priss no sabía si sentir ternura o resignación, sin importar que opciones buscara siempre terminaría junto de él, sin importar que hiciera, Su destino estaba ligado desde el momento de grabar su nombre en la piedra del corazón a Kanon.

- Aunque, ahora que recuerdo, solo hay una forma de romper un compromiso.
- Qué?? De verdad??? - pregunto Priss censurándose de inmediato por delatar sus intenciones. Tethys lo notó pero no se inmutó, sabía que era algo que Priss jamás haría.
- Bueno, existe la leyenda negra - le explicó - . Se cuenta que una sirena que ya había aceptado la piedra de un tritón un día fue  a la superficie y se obsesiono con la belleza de un hombre que miró a la orilla del mar. Pasó mucho tiempo tratando de averiguar cómo liberarse y entonces dedujo que, si la piedra era un lazo con el corazón de su prometido, entonces debía martirizarlo hasta conseguir quebrar su corazón, y durante mucho tiempo trató tan terriblemente mal al pobre que todos terminaron odiándola en el reino del mar, su corazón se volvió negro. Pero el amor de el no cedía ante nada, si hubiera podido la habría dejado libre para que fuera feliz, pero no podía, en cambio estaba dispuesto a esperar cuantos siglos fueran necesarios a que esa obsesión de ella pasara, a ayudarle a olvidar al hombre que había vuelto su vida en un infierno, pero ella no estaba dispuesta a eso, y harta de tener que darle largas para su matrimonio, decidió que destrozaría su corazón aunque para eso tuviera que clavarle una espada en el.

La severidad de la afirmación, la maldad que imaginaba en ese acto dejaron a Priss pálida y absorta en su lugar.

- A todos se nos cuenta esta historia siempre, para tener presente lo afortunados que somos de saber amar y saber ser amados.- continuo Tethys acercándose a ella, pero Priss seguía tiesa y pálida.

Arrepentida de haber sido tan dura en contar la historia, Tethys levanto a Priss y estrecho, como hiciera con Kanon, su cabeza en medio de sus senos hasta que estuvo segura que escucharía su corazón.

- Lo lamento, Priss. No era mi intención asustarte de esta manera.

Priss escucho atentamente el latir del corazón de la sirena rubia, incluso sintió su palpitar en su mejilla, hacia tanto que no la abrazaban asi. No pudo evitar pensar en Yayoi y en Saga, pero también le vino la figura recia y apuesta de Kanon a la cabeza.

- Tethys… estoy tan confundida.- le dijo abrazándola y soltándose a llorar- Tengo mucho miedo. No sé qué debo hacer, que debo sentir ni que pensar.
- Eres más valiente de lo que crees, Priss - le decía acariciando sus larguísimos cabellos avellana - más valiente y fuerte de lo que siempre has creído. Recuerda que no viviste con este miedo siempre, que hubo una época en la que fuiste feliz, en la que el vinculo con Kanon y con nuestro mundo te traía una tremenda paz…

Y levantándole la cara para verla le dio un beso en la frente.

- Sabes a que venimos a este mundo todos los seres de todos los reinos?? A aprender a ser felices… Quien te haya dicho lo contrario estaba en un error.
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