Description
La lluvia ha empezado a caer, despacio, sobre los tejados y los campos. El sendero del parque se vuelve barro y los niños corren a refugiarse. No es una lluvia cualquiera, aunque lo parezca. Es una lluvia especial. No es una lluvia de otoño, ni de invierno. Es el fin de la primavera y el comienzo del verano. Cuando se espera que el sol reine en el cielo, la lluvia viene cubriendo todo de un manto cristalino. El gris del cielo no es tan oscuro como en los meses de frío. Es un gris claro, un gris de descanso y sosiego. De tranquilidad absoluta. Las gotas van descendiendo sobre el cristal mientras una sonrisa se forma en mi rostro, y una arruga en el ceño de los demás. Qué poco disfrutan las personas de las pequeñas cosas hoy en día. De lo que verdaderamente les hace humanos. De caminar bajo la lluvia, de aspirar ese olor a tierra mojada con los ojos cerrados, de tumbarse en la hierba cuando sale el sol, de ver amanecer y disfrutar de los atardeceres, de contemplar cómo el viento mece los árboles o cómo crecen las flores.
Hacía tiempo que no me paraba a pensar. A sentir. A oír la lluvia caer. Y en la soledad de estas paredes blancas, sé cuánto echaré de menos todo lo que dejaremos atrás. Pero la vida continua, igual que el sol saldrá de nuevo tras la tormenta. No, nunca llueve eternamente.
"Porque es una lástima muy grande no decir nunca lo que uno siente." (Virginia Woolf)
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